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  • Foto del escritorPanchi

Un pueblo gobernado por la indignación

Por Francisco Quatrin

La historia aún está en desarrollo, desde el viernes 29 de mayo solo se sabe que Federico Landriel fue asesinado. Hoy, Santa Isabel se conmociona en un caso que irrumpe con su tranquilidad.




En medio de la dramática pandemia, se abre un paréntesis en Santa Isabel. El coronavirus parece lejano, ya de hace un tiempo se comenzó a ver al virus de manera alejada. Pero no es la tranquilidad la que se apoderó de un pueblo, que tradicionalmente convive de esa forma. Un suceso poco común, algo que pasó contadas veces. Solo se debe acudir a la memoria de un anciano para que enumere la cantidad de veces que un hecho así aconteció. Es obvio, que una ocasión así conmocione a la sociedad. Desde una localidad de pocos habitantes, los casos así solo se los ve por televisión, en las grandes ciudades, ajeno a lo nuestro. Es una de las primeras veces que veo a Santa Isabel bajo una misma consigna. Pocas veces nos ponemos todos de acuerdo en algo. La verdad, es que el caso de Federico Landriel, puso bajo a un mismo lema al pueblo: justicia.


El pasado viernes por la mañana, Federico se dirigía, como normalmente lo hacía, a su trabajo. En el medio del camino perdió su vida. Fue hallado por una persona que se dirigía hacia el mismo lugar. Tenía una herida en la cabeza, que luego los médicos confirmarían que se trataba de un balazo. En ese momento se pidió una autopsia y fue llevado al juzgado de Venado Tuerto. En ese momento comenzó la investigación para dar con la verdad de lo que le había pasado a Federico. Allí, la noticia comenzó a circular por el pueblo. Había varias versiones en el caso. Al comienzo llegó la información de que se habría descompensado, que automáticamente fue descartada. A la tarde de ese día ya la verdad se empezaba a instalar en las voces de los habitantes, lo habían matado. Sucedió, luego de la confirmación, versiones de los porqué. Eran tan solo rumores de lo que pasó realmente. Lo que haya sucedido en el lugar solo lo saben, por ahora, Federico y su asesino, ahora, se cree que fueron más.


Cabe destacar en primer lugar, no hay razón para la violencia, por consiguiente, no existe justificativo alguno para matar. En esos momentos en que la noticia se desplegaba por Santa Isabel, se empezaba a hablar de la superficialidad del caso. Todos pretendían dilucidar porqué lo asesinaron y no de la cuestión de fondo, el solo hecho que lo mataron. Entre versiones y palabrerío, la familia y pares de Federico comenzaron un movimiento. La tendencia era hablar de justicia. El caso tomaba relevancia y se exigían prontas respuestas de parte del poder judicial. Es así, que hizo su aparición el nuevo justiciero, el hashtag. Las redes sociales se inundaron del #JusticiaPorFederico. Algunos, que no lo conocía, comenzaban a hacerlo. En perfiles personales de su gente conocida, se empezaban a contar historias que pasaron con él. Otros, optaron por contar de su vida y de sus esfuerzos. Pero, en casi la totalidad de los habitantes del pueblo, el hashtag era la tendencia y se convirtió en el único tema.


Mientras el caso cada vez tomaba una magnitud mayor, en la justicia había pocos movimientos. Al tiempo, apareció un entregado. Se desconocía su nombre y qué relación tenía con la causa. Solo estaban los rumores. Al tiempo se supo de quién se trataba. El lunes, la fiscalía comenzó a funcionar y nos desayunamos con una audiencia imputativa. Había cobertura mediática. Santa Isabel no es frecuente en los medios. Alguna vez en el pasado, fuimos noticia nacional con un caso de un múltiple homicida. Pero hoy, la noticia también tomaba repercusión nacional. Quizás, la televisión no lo reprodujo, pero periodistas de relevancia twittearon sobre el caso. La Capital cubrió en una nota pequeña, pero significativa para todos, lo que pasaba en nuestro pueblo. Los medios del departamento, todos en vilo.

Se daba a conocer quién era el imputado. Era la ex-pareja, de la que hacía 15 días era la de Federico. Se comenzaba a apuntar hacía él y la causa parecía tomar cause. Los movimientos de la justicia parecían rápidos y eficaces, pero escasos. Los peritajes tardaron en llegar a la escena del crimen. Había cámaras que no eran analizadas y personas que figuraban en ellas que no eran llamados ni siquiera a indagatoria. Ese mismo lunes, el pueblo marchó. En medio del Covid, con barbijos, los habitantes de Santa Isabel se unieron bajo la consigna de Justicia. Fue convocada por la radio local y por las redes sociales. Llegaron a las 14 varios de los pobladores isabelenses, con pancartas y alguna bandera. Marcharon por la plaza del pueblo, el centro de Santa Isabel. Caminaron durante un tiempo en silencio, solo aplaudiendo y luego al grito de “justicia”.


La marcha se detuvo en la comisaría. Vecinos del pueblo se toparon con los policías locales. Comenzó un reclamo por las actuaciones de la fiscal. El policía intentaba contestar lo que los isabelenses querían saber. Terminó por ganar la indignación colectiva y los reclamos se entonaron, los gritos hacia el policía que respondía se acrecentaban. En el medio de lo que acontecía estaba el Presidente Comunal, que intentaba calmar a la gente. El cruce era arduo y duró varios minutos. Con razón o no, de cualquiera de las partes, era visible la amargura de los convocados.


Luego de los acontecimientos en la plaza 9 de Julio, se dió una serie de allanamientos y daban con las cámaras del lugar. Hoy, una nueva hipótesis hizo lugar luego de esa serie de eventos. El primer sospechoso, dejaría de serlo y pasaría a ser una situación distinta. En la grabación se ve a dos sujetos, que habrían escapado a Venado Tuerto. Fueron detenidos y se supone que habrían querido robarle a Federico y luego huyeron. Pero las certezas aún son pocas, la historia se escribe en potencial. El único hecho concreto es que a Federico lo mataron y que hay un pueblo detrás que reclama justicia.


Francisco Quatrin


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