top of page
  • Foto del escritorAmai

Militar desde casa

Cuando una pandemia se interpone entre las mujeres y su lucha


Hace dos semanas atrás Julieta le mandó un mensaje a su mamá Fabiana para que le caliente la cena porque estaba volviendo de trabajar. Ese viernes no hizo más de 15° de temperatura en todo el día. Me la imagino a Julieta pensando en el frío que hacía y lo lindo que era estar pronta a llegar a casa para comer algo calentito preparado por las manos de mamá, y así luego irse a dormir para arrancar una nueva jornada la mañana siguiente.


Una mamá, Fabiana, preparó un plato humeante que quedó servido en la mesa esperando a una hija, Julieta.


Julieta es Del Pino y nunca llegó a su casa.


La búsqueda fue exhaustiva hasta que la madrugada del domingo nos fuimos a dormir con la noticia… esa que no queremos escuchar pero sabemos que en este sistema machista una piba que desaparece tiene más posibilidades de no volver nunca más antes que llegar sana y salva a casa. Julieta tenía 19 años, vivía en Berabevú, provincia de Santa Fe, y en una noche fría de invierno Cristián Romero, compañero de trabajo de su hermano, la secuestró, la golpeó, la asfixió y la enterró en el patio de su casa. Así, sin más, como si <ser mujer> fuera un sinónimo de <objeto descartable>.


El caso de Julieta Del Pino no fue uno aislado, de hecho fue uno más de los 97 femicidios registrados desde que comenzó la pandemia hasta el 31 de julio y uno más de los 160 desde el 1ero de enero hasta finalizar el séptimo mes del año, según indica el Registro Nacional de Femicidios realizado por el observatorio MuMaLá “Mujeres, Disidencias, Derechos”.


Ciento sesenta femicidios en siete meses. 1 cada 31 horas.


Hace dos semanas estábamos compartiendo la foto de Juli. Antes la de Paola Pereyra, la de Priscila Martínez, la de Camila Aldana Tarocco, la de Claudia Repetto o la de Cristina Iglesias y su hijita Ada. Hoy, y todos los días, nos encontramos difundiendo caras nuevas que desaparecen u otras ya conocidas de tanto buscarlas que ya no están porque las asesinaron. A diferencia de hace seis meses atrás, hoy no tenemos la posibilidad de salir e inundar las calles de mujeres, para pedir justicia, para protestar y visibilizar los derechos que día a día nos quitan o, mejor dicho, nos arrancan de nuestro ser.


Hoy las calles están vacías, pero las redes sociales están llenas de nuestra presencia. Estamos acostumbradas a que las banderas flameen en las calles agitadas por nosotras. Sin embargo, el pasado 3 de junio, día en el que se marcha para que no haya Ni Una Menos y se recuerda la primera concentración realizada en 2015 bajo esa consigna, los pañuelos estuvieron presentes, aunque esta vez desde nuestras ventanas, balcones, puertas o terrazas. En un momento donde el Coronavirus nos priva de tantas cosas, sobre todo de la posibilidad de encontrarnos, las redes sociales son nuestras principales aliadas para hacer visible esta lucha aunque a veces no sea suficiente.


Cuando abro Instagram o Twitter, me encuentro con los inicios llenos de mensajes para la sociedad haciendo notar que estamos ahí, que las víctimas de femicidio no se olvidan y los autores de los mismos tampoco, que la campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito se sigue llevando a cabo porque no hay virus que pueda con nuestra fuerza y nuestra unión.

También, al abrir mis redes sociales me pregunto “¿cómo seguimos visibilizándonos?”. Amigas, y conocidas me dan la respuesta.


Julieta Martín tiene 21 años y es una de mis amigas de toda la vida. Hasta el día de hoy tuvimos la posibilidad de coincidir y caminar juntas las calles por esta cuestión. “Contraponerse y luchar día a día contra los micromachismos así como desnaturalizar, visibilizar y así en cierta forma luchar, a través de las redes o los medios, contra la violencia de género y el patriarcado, es hacer un montón”, dijo Juli.


Micaela Centurión es otra de mis amigas, con quien estuvimos juntas en una de las últimas movilizaciones del año 2019 que se realizó en Rosario. “Siento mucha tristeza y bronca” reveló en relación al hecho de no poder marchar y continuó: “sigo militando desde donde puedo y lo hago siempre: debates familiares, redes sociales, compartiendo y todo lo que esté a mi alcance. Creo que los espacios más importantes para militar son los que frecuentamos todos los días y desde donde se logra un cambio mayor”.


Por otro lado, Pilar Bregy es de esas personas que la vida hace que te las encuentres sin motivo alguno pero agradecés que esté ahí y cuya respuesta a la consigna que planteé en mis redes esperaba. Comentó que “los casos de feminicidio pasan y esa fuerza que adquieren en las marchas un poco se pierden. Me es muy raro no tener esa posibilidad de expresarme, no poder contar con ese lugar de encuentro, donde en general se genera una especie de -estamos juntas y tenemos fuerza-.” En cuanto a las herramientas tecnológicas que tenemos en este momento manifestó: “la "militancia" que me queda es simplemente twittear algo o hacer retweet, que queda bastante corto” y finalizó expresando que “las redes unen bastante pero no es igual”.


Julieta Soffredi es nicoleña y hace dos años que milita con la agrupación Las Mariposas en su ciudad, “un grupo de chicas organizadas para enfrentar la realidad que vivimos”. Nos conocemos hace bastante aunque desde hace poco tiempo las redes sociales hicieron que nos vinculemos más. Si la cruzás en una marcha, siempre va a tener una bandera en la mano, agitandola e intentando que llegue lo más alto posible, como el grito de todas las mujeres. Sumándose a respuestas anteriores, aseguró sentir “impotencia por cada vez que no podemos salir a marchar cuando nos matan a una” y, además, se manifestó sobre cuestiones locales al no tener la posibilidad de continuar con el pedido y reclamo, en las calles, por la Casa del Abrigo, “para mujeres y sus hijes que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, de todo tipo de violencia y que no tienen un lugar a donde recurrir; por lo que muchas veces se ven obligadas por esta situación a seguir viviendo en esa situación de violencia”, escribió. “Mientras tanto, sigo difundiendo la página de Las Mariposas para que mujeres que necesiten ayuda nos puedan encontrar; pegando recurseros en la ciudad entre todas para que también sepan a qué números oficiales llamar, etcétera”, finalizó.


En una frase tan simple y fuerte pero real, Ailén Pedrotti, correntina y rosarina con quien nos conocimos hace 3 años estudiando periodismo y llevamos la misma cantidad de tiempo siendo amigas y, sobre todo, compañeras, dijo: “Me parece doloroso decirlo porque no deberíamos tener la necesidad, pero extraño mucho marchar. No tienen nuestra presencia ahí en las calles que es donde más los incomoda.” “Siento que el reclamo no se escucha de la misma manera, la militancia en ellas se sigue llevando a cabo (con mucha más fuerza) pero es más fácil en cierto punto que se mire al costado.”, dijo en cuanto a las redes sociales y finalizó: “No tiene la misma repercusión, pero no tenemos que quedarnos calladas pese al confinamiento.”


Volviendo a la ciudad de San Nicolás, Valeria Vargas no dudó en darme su punto de vista sobre el tema. Tiene 23 años y es militante de la Juventud Socialista y Mujeres Y Disidencias Socialistas de San Nicolás. También pertenece a La Lanteri Colectiva Feminista y a la Campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito de la ciudad. La realidad es que más allá del no poder salir, la angustia que muchas veces genera eso y la necesidad de encontrarte con tus compañeras personalmente y no virtualmente, siempre traté de manifestarme de alguna manera, aunque lo colectivo te abraza y te contiene, porque la lucha colectiva es la más linda”, sostuvo Vale. “La cuarentena viene siendo bastante complicada para las mujeres y diversidades sexuales y de género, por varias cuestiones, dos de de ellas: violencias y situación económica. Por un lado las Mujeres y Disidencias obligadas/es a estar encerradas y encerrades con su agresor, que si bien se genera un acompañamiento desde los diferentes grupos feministas, a veces el acompañamiento en estas situaciones y en contexto de pandemia se hace más complicado.” Vale, además, se define como “aliada de las putas” y dijo que “hubo un día en el que por fin el estado las reconocía como tal, realizando un registro donde aparecían como trabajadores sexuales, dentro de la economía popular, pero por el peso de algunas personas abolicionistas y allegadas a la iglesia, lo bajaron a las 5 horas, lo cual me generó una angustia bastante grande”, definiendo a este episodio como una de las veces que más tuvo ganas de “salir a gritar y marchar”.


Retomando lo inicial que dijo Valeria, otra jóven nicoleña, Oriana Otero, indicó: “Más que nada pienso en las mujeres que tienen que pasar la cuarentena bajo el mismo techo que un violento o que dependen económicamente”, finalizando su mensaje con el deseo de dejar “de juzgarnos y de cuestionar a las víctimas”.


Por otra parte, Martina Lescano también quiso participar de la consigna y resumió: “En mi opinión creo que todo ayuda, ya sea compartir una foto de una desaparecida, en escuchar más a las víctimas y no tanto a la gente que habla sin saber, en brindar cualquier tipo de información sobre algún tema relacionado, ya sea con números telefónicos de emergencia en caso de abuso y/o violencia de género, tratar de informarse y seguir la lucha para instaurar la capacitación en género en todo ámbito social, educativo y comercial”.


Al momento de entrar a mis redes y a través de cada charla me doy cuenta que estoy rodeada de las personas correctas, y que las mujeres de mi círculo son las que me hacen pensar que el mundo, o al menos el país, puede llegar a ser un lugar mejor en cuestiones de género. Por esto es que decidí hablar con amigas, conocidas y compañeras de lucha, que son parte de mi crecimiento y se animaron a contar su punto de vista frente a la situación actual y el hecho de militar desde casa.


Cada mensaje que me enviaban finalizó con un emoji con el puño en alto, uno con un brazo haciendo fuerza, con un corazón verde o uno violeta. Signos que demuestran que, aún desde casa, continuamos luchando por nuestros derechos, haciendo presente y pidiendo justicia por Julieta Del Pino, Paola Pereyra, Priscila Martínez, Camila Aldana Tarocco, Claudia Repetto, Cristina Iglesias y su hijita Ada, Paula Perassi, Daiana Almeida, Patricia Brauer y a todas las que la violencia machista se llevó.

95 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page