top of page
  • Foto del escritorSofi

Tal vez es lo que necesitamos

Actualizado: 2 may 2020

La cuarentena nos está dejando mucho que aprender. Es posible que estemos desorientados, sin rumbo, sin ideas, nos quite las ganas. Pero también es muy probable que pase todo lo contrario y que sirva de introspección.


Fuente: MartoSauriuss


El día jueves 19 de marzo comenzó la cuarentena obligatoria para todos los argentinos. En mi casa se empezó el martes 17 del mismo mes y justamente no de la mejor forma. La guerra campal (así la llame yo) se desató cuando ese mismo martes por la noche un amigo en común de mi hermana y yo, Juan, nos invitó a su casa. Ante la incertidumbre que nos sigue envolviendo manifesté que no era una buena idea ya que el papá de nuestro amigo es viajante y seguía con su trabajo hasta el día de la fecha. Ante las ganas de salir para hacer algo tan simple como una juntada con mates, mi hermana se enojo demasiado y le comentó a Juan lo que yo dije. Muy desesperado por defender a su papá me mandó un audio no muy simpático diciendo un poco todo menos linda. Así fue como surgió ese furor de desagrado contra mi hermana, y luego al campo de combate entraron otros dos soldados, mamá y papá.

Al día siguiente nuestro hogar era un cementerio (no porque nos hayamos matado)sino porque la palabra ni se dirigía. Al caer la noche, la luna nos enseñó que no podíamos estar así durante lo que durará a cuarentena (hasta ese entonces 31 de marzo). Naufragando en un mundo de sensaciones y entre llantos hubo que empezar a dialogar. Justo en ese instante es donde se aprende del otro, nos inundamos de humildad, donde se cierra esa herida que quedó o por lo menos eso se intenta cerrar y a pesar de coincidir o no en esta realidad tan loca y subjetiva se pudo volver a bailar sin parar.

A pesar de todo uno se acostumbra a que estas cosas pasan a raíz de que muchas veces no nos aguantamos ni solos. Porque somos seres sociales, racionales y no se puede evitar sentir lo que se está sintiendo.

A veces echo de menos el portal de la casa de mi abuela, y sus charlas ni hablar, un fernet y un asado con amigos, también extraño las fotocopiadoras, estudiar sin imprimir no es algo bueno para nuestros pobres ojos. Pero lo que más extraño, además de personas y lugares, son los buenos momentos se vive con ellas. Sin embargo fijate que también en estos momentos se está llevando a cabo un acto de amor enorme hacia esas cosas, personas, momentos que tanto amamos. Y las valoramos tanto que estamos dispuestos a aguantar el tiempo que sea necesario en “encierro” para volver a vivenciar y sentir muy pronto. A veces las podemos soñar, oler, sentir y hacer de cuenta que estamos ahí, con la poca fé de que muy pronto será parte de la realidad. Porque esa es la magia que tenemos los humanos poder sentir sin estar, ya sea lunes o domingo, yo lo hago bastante seguido. Si bien Netflix está siendo momentáneamente uno de mis mejores amigos, Whatsapp, Instagram y otras redes mis mejores aliadas estoy tratando de salir de mi zona de confort. Aprovechando la ocasión y que el planeta pide un grito de ayuda, me interiorice en cómo separar la basura y reciclar, además estoy haciendo los mejores eco ladrillos que una casa pueda tener a futuro. Mucho lavado de mano de por medio. Pero hay más, como la salud es todo, en casa a partir del tiempo disponible se empezó a cocinar en familia, y a tomar clases de gimnasio virtuales. Todas las noches se organiza el “torneo nacional de Tuti-Fruti” pero se tuvo que suspender debido a disturbios y peleas en la jornada. Por ese motivo esa actividad se cambio a la película nocturna de los martes, jueves y viernes. Además Dino, nuestro perro, está muy feliz porque sus dueños lo bañan mas seguido, acto que antes sucedía una vez al mes. No se le puede dejar de dar protagonismo al gran patio y quincho que tiene la casa. Últimamente compartimos mucho y sabe más secretos de los que yo le quisiera contar, pero no importa, porque cuando estoy un poco triste el pastito cortado, las plantas coloridas y el sol caliente siempre me cobijan.

Sacando lo malo, y marcando lo positivo de este tiempo, que no es lo que yo quería, pero tal vez lo que necesitaba, me enseñó y me enseña todos los días. Y yo como buena alumna que quiero ser trato de nutrirme y de escucharlo, por eso le siempre le pregunto: ¿Qué quiero y pretendo de mi?



19 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page