top of page
  • Foto del escritorSofi

Soledades que no matan

La soledad tiene mala fama, desde años inmemorables, se la ve como algo malo, indigno, y hasta genera cierta tristeza. Tampoco es factible endulzarla de modo que oculte todo lo que pueda conllevar. El problema está en que no se sabe el significado y carga emocional que esta palabra tan grande y particular tiene para cada uno. Salirse un rato de sí, para indagarla y analizarla es una senda para nunca más mirarla con los mismos ojos.



Fuente: pinterest

A veces, hay soledades lindas que nos hacen crecer, aprender, imaginar y amigarse con uno mismo. Otras veces hay soledades un poco más angustiantes, que se abrazan de las ausencias, y necesitan más calor.


Ante todo se puede nombrar a la soledad resiliente. Esta no pasa por estar acompañado o no, más bien, tiene que ver con una profunda transformación de uno mismo. Generalmente, viene en un momento determinado de la vida; después de sentirse golpeado, o de una situación amenazante. Propone hacer una vuelta sobre uno mismo, y que es necesariamente de soledad. Donde se trata de reinventarse, trasformarse, no resistir y hacer fuerza a la adversidad, sino transformarla.

Ya que hay que vivirlo, es bueno aprovechar a quedarse con algo que sume, ¿quién voy a ser después de esto?


También, se presenta la soledad elegida, muy desenmascarada en estos tiempos y una de las más recurrentes. Esta permite poder tomar la decisión de tener vínculos que no involucre envolverse en ellos, es decir, donde uno pueda tomarse sus libertades, sus momentos, sus intimidades. También se relaciona con querer organizarse uno mismo; su vida, su trabajo sus metas, instalarse en su lugar antes de compartir con otro (ya sea una pareja o el mundo afectivo en general). Esto no significa despojarse de todos los vínculos, las personas están inmersas en distintos lugares de amor, de compañía, compasión, sostén, que no son todo el tiempo necesarios pero son un montón de sogas, que están sueltas, pero que si se la tira y queda tensa, ahí están. Se la puede definir como una soledad creativa donde se disfrutan los silencios y se llega a una plenitud con uno mismo. Un ejemplo que debe ser citado: la iniciativa que toman muchas personas que deciden ser mamás o papás sin tener una pareja y sin miedo al qué dirán.



Por otro lado se debe mencionar a la soledad de a dos, soledad del desamor. ¿Cuántas personas están en pareja y es más fuerte aún la sensación de soledad? Posiblemente hay otra parte que no te registra, a quien no le importa cuidar esa relación. Cuando la empatía se pierde, hay un vacío, una distancia y gana la indiferencia. La distancia entre lo que querés y lo que tenés. Quizás, otro está ahí, pero no está. Sentir que el amor se fue, es sentir el desamor.


Por último, la soledad del vacío: la de los vínculos adictivos y de las dependencias emocionales. Se trata de de quienes están deshabitados de sí mismos, cuando golpean y nadie responde adentro. Entonces hay una sensación muy parecida a la angustia, y no se soporta al punto de que hay que rellenarla con algo: comida, alcohol, cigarrillos, o una relación. Se consume a alguien (o a algo) para que haya ruido y no sentir lo que no se quiere sentir (situaciones dolorosas de la misma vida y de la historia personal de cada uno). Sabina dijo: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”. Unas de las cosas que hay que aceptar, es que hay vacíos que no vamos a poder llenar nunca. Simplemente hay que intentar amigarse y entender que hay cosas que no estuvieron y que tal vez no van a estar, pero se puede vivir con eso, a medida que se vaya aceptando los sucesos que fueron tristes o causaron heridas que pasaron y hoy no están. No hay que caer en el impulso de salir corriendo en una búsqueda externa para cerrarlos, esa falta, se calma cuando la lleno de mi, cuando me vuelvo a habitar, en esa medida se la va atravesando, para que no sea un fantasma que vive atormentado.


Sin dudas hay una línea muy delgada entre amar y amarse. Cuando uno se atreve a no tenerle miedo a la soledad, a escucharse, a saber cuales son sus fantasmas, miedos, heridas, comienza un camino para amigarse con uno mismo y se empieza a aceptar esta realidad. Sin dudas, aquí es cuando se está en buenas condiciones para aprender a amar y hacerlo de una forma sana. El “buen amor” tiene que ver con personas que aprendieron de sus soledades. Aprender a amarse es entender que a las otras personas no las necesitamos para nada pero las queremos para todo.


13 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comentaris

No s'han pogut carregar els comentaris
Sembla que hi ha hagut un problema tècnic. Prova de tornar a connectar o actualitzar la pàgina.
bottom of page