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“Quizás sea una oportunidad para cambiar la escuela”

Actualizado: 11 may 2020

Martina Perillo es psicopedagoga y docente, analiza el estado actual de la educación en el contexto de la cuarentena. Que se hace y que podemos lograr después de todo pase.




Padres, alumnos, docentes, psicopedagogos, alumnos y autoridades se enfrentan a un paradigma totalmente nuevo desde que la cuarentena comenzó. Las puertas de la escuela se cerraron y la ventana de las herramientas virtuales se abrió. Pero está, sumó complicaciones de las ya arrastradas desde tiempo cuando ni siquiera se hablaba de coronavirus. Fallas técnicas, sistemas sobrecargados, apagones de luz, falta de internet, casas sin luz y una lista interminable de nuevos problemas. Martina Perillo, psicopedagoga y docente, habla de una escuela más humana, una que llegue al alumno y lo contenga. “Abrir el diálogo”, dice. Los docentes, según Martina, deben estar para eso y no solo para calificar. Comenzó a rodar un nuevo camino en el cual poner una nota en la libreta no es sencillo, los números desaparecen.

Hay diferentes posiciones en el cómo resolver el problema que hoy nos convoca. Sabemos por un lado, con certeza, que la escuela no debe desaparecer. Pero por otro, hay más dudas que afirmaciones y demasiadas miradas que intentan aportar una solución, que en casi dos meses de cuarentena, que aún no aparece. Se siguen dictando clases, hay intentos de continuar con lo pactado al inicio del año pero la pandemia hace que todo tambalee.


- ¿Qué elementos de la vieja escuela permanecen hoy y cuáles desaparecieron para no volver?


- El sistema educativo ya estaba viviendo una crisis desde antes de la llegada de la pandemia. Hay un muchos paradigmas que ya estaban en cuestionamiento, por pedagogos y educadores, previamente. Toda esta cuestión nos obligó a cambiar de golpe. Esto que nos pasa puede servir para poner en jaque cuestiones que estaban naturalizadas, instituidas o que estaban constituidas como normales. Quizás, sea una oportunidad para establecer vínculos y cuestiones pedagógicas diferentes. De la escuela vieja, hay muchos autores que dicen que tenemos una escuela del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumnos del siglo XXI. Entonces, toda esta cuestión de las tareas y calificaciones, se mantienen, pero se están pensando de forma que tengan más que ver con un trabajo creativo y con propuestas innovadoras. De forma que los chicos y las chicas las puedan hacerlas en las casas, acompañados de sus padres o del adulto que los cuide.


- En el inicio de la cuarentena hubo un boom de tarea hacia los chicos y en un momento no daban abasto y eso ahora comenzó a cambiar, ya no reciben tanta tarea. ¿A qué se debe ese cambio?


- Todos nos fuimos acostumbrando a esta nueva forma al correr de los días, nos agarro muy de golpe. Un dia fuimos a la escuela y al otro ya no volvimos. Veníamos en una cotidianeidad que, de alguna forma, quedó suspendida. En es suspensión comenzaron las urgencias en poder continuar las propuestas educativas. Creo que todos los docentes lo hacemos de de la mejor manera posible, e intentamos llegar a todas. Igualmente creo que es difícil, así que no se logra en su totalidad. Somos privilegiados los que poseemos los instrumentos tecnológicos para poder conectarnos. Hay muchos alumnos que quedan afuera. Entonces, le vamos buscando la forma en el día a día. Hoy hay un maestro artesano, es decir, haciendo de forma artesanal las prácticas educativas, y que los alumnos en sus casas puedan hacerlo de la mejor manera posible.


- ¿Qué rol juegan los padres en esto?


- Los padres de un día para otro, se convirtieron en docentes de sus hijos. Muchos están sobrepasados por el trabajo y sobreexigidos por toda la situación. Se crean conflictos en sus familias por estas cuestiones. Hay varios que no pueden ayudar a sus hijos porque no tienen el tiempo o no entienden las metodologías, o tampoco no saben. Tenemos una realidad muy abierta y compleja, y millones de historias que se dan en las familias. Es muy difícil sostener la escuela por fuera del espacio.


- Hoy en la distancia, ¿cómo se mantiene el vínculo entre docente y alumno?


- Ahí está el punto. Han estado hablando últimamente muchos psicólogos y psicopedagogos en pensar que la clave es humanizar la tarea pedagógica. Hace poco escuchaba a un psicopedagogo, Brailovsky que decía: “Los docentes son arquitectos y anfitriones”. Arquitectos porque planifican sus clases, pero también hay que ser anfitriones. Poder escuchar a esos niños y niñas, a esos jóvenes, también, alojarlos, darles alguna palabra amorosa y principalmente hacerles saber que estamos para ellos. Entonces, se habla de un nuevo paradigma que ofrece una pedagogía de la ternura, de la contención. Hay que poder alejar de los contenidos conceptuales y dar lugar a la palabra. Todos en este momento necesitamos hablar, decir que nos pasa y que estamos angustiados. Entonces que el vínculo con los docentes sea para eso, para dar lugar a la palabra al diálogo y la escucha.


- La escuela como ámbito social, en este momento, desapareció. ¿Cómo se va a recuperar eso? ¿Y cómo va a afectar a su sociabilización?


- La cuarentena va a tener efectos, pero todavía no se sabe bien cuáles van a ser. Cuando los alumnos puedan volver a la escuela lo importante es darle espacio para que recuperen los tiempos de juego, de charla y de compartir con el otro. Va a tener que ser un trabajo grande de cada escuela.Hacer hincapié en la socialización que es muy importante. Por ejemplo, el otro dia estaba en

una sesión virtual con un paciente y me dijo: “Lo que extraño de la escuela es a la maestra que me caía bien, los panes que nos daban y el recreo para poder jugar con mis compañeros”. Creo que los chicos saben y la tiene muy clara en qué es para ellos la escuela, es estar con otros.


- También hay chicos que pasan más tiempo que otros en la escuela, porque es su ámbito de contención.


- Totalmente. La escuela de ser la salida exogámica por excelencia. Nosotros como docentes no conocemos, o si, pero en parte, cómo viven, con quién o cómo duermen. Entonces, si la en la escuela no los contenemos, creo que ahí estamos fracasando como educadores. Eso es lo más sustancial, que los chicos en la escuela estén bien. Luego, si aprenden genial, si no, buscaremos la forma para que se eduquen lo más posible. Pero, principalmente, deben estar contentos y contenidos.


- ¿Los chicos van a adquirir mayor autonomía cuando esto pase o van ser los mismos de antes?


- Eso nadie lo sabe. Creo que fueron adquiriendo mucha autonomía en el uso de los dispositivos tecnológicos, en eso seguro. Obviamente, siempre pensando en la parte de la sociedad en la que le es fácil poder contar con las herramientas como Zoom o Google Classroom. Los chicos se fueron desenvolviendo muy bien. Algunos, se organizan solos. Sí va a haber un aprendizaje, pero no se bien en qué medida. Eso está por verse el día que nos encontremos nuevamente.


- Las autoridades provinciales y nacionales en educación, están llegando a un punto de unanimidad en que la valoración de este primer trimestre debe ser pedagógica ¿a qué se refieren?


- Esa valoración pedagógica se debe a todo esto, poder corrernos de esa calificación numeral que se ponía al final de un bimestre o trimestre. Hoy, todo eso es mucho más complejo de medir, porque se pusieron en juego otras variables que antes no pensábamos. Vuelve a ser una oportunidad para humanizar los lazos escolares. Podemos corrernos de esa cuestión tan tajante del sistema y ver a los chicos y sus familias en su subjetividad. También, acá se juega la idea de solidaridad y de pensar en un otro que probablemente esté bien o no lo esté.


- ¿Esto podría cambiar el sistema directamente de las calificaciones por medio de los números y pasar a otra etapa?


- Esto nos va a servir como tiempo de transición. Es algo que nos vino de golpe, como una ola gigante, que arrasó con todo lo proyectado y nos ubica en otro lugar totalmente distinto. Hay muchos paradigmas que se empiezan a cuestionar mas fehacientemente. Creo que va a ser una buena posibilidad para volver a pensar en las escuelas inclusivas, en donde todos los alumnos se encuentren bien en su singularidad. Que podamos pensar lo diverso como algo rico y no como algo que complica a los estudiantes. Hay que abrir el espacio de la escuela a todos. En los casos que se presente una situación que necesite apoyo, se pensará en otra estrategia de enseñanza y aprendizaje. Habrá que estar preparados para eso y disponer del tiempo. Que la escuela valore lo diverso porque todos lo somos, desde múltiples factores.


- Enfocándonos en Santa Fe, hay solo un 20% que dice tener buena conexión a internet, 78 localidades no tienen acceso. Fuera de que si esa población se encuentre en situación de pobreza o no, ¿cómo hacer para llegar a los chicos en medio de este problema de internet?


- Está claro que las condiciones para sostener la escolaridad a distancia no es la misma para todos, hay una gran brecha que marca las desigualdades como lo dice el porcentaje. Creo que es complicado poder llegar a todos, sé y doy fe que muchos docentes imprimen sus materiales para chicos que no acceden al contenido por internet, y los reparten casa por casa. Hay una tarea de hormiga de cada directivo y cada docente, estos que están muy comprometidos con la profesión que desarrollan. Por otro lado, se juega la decisión política de no pensar siempre en los intactos, empezar a mirar para los lados y ver a los dañados y rotos. Creo que el ejercicio de la profesión debe estar acompañado de proyectos políticos claros y fuertes, sino quedan muchos bordes a los que no podemos llegar como escuela.


- Por otro lado, hay hogares donde se vive de manera hacinada y se cuenta con menos recursos, por lo tanto, no hay lugar para estudiar.


- Eso pasa mucho. Se propone, ante esta cuestión que imposibilita que la escuela se desarrolle como antes se hacía, es empezar a usar la casa como un laboratorio. La tarea y los deberes deben dejar de ser tales y empezar a investigar las cuestiones cotidianas de la casa. Ya sea, coser botones, hacer recetas, buscar fotos y aprender esas historias o leer en familia. Es una buena forma que la escuela y la familia empiecen a trabajar de manera mancomunada, y alejada de lo que son los deberes de matemática o lengua. También, hay una bajada nacional de empezar a ser innovadores.


- Hay una situación muy complicada: chicos que no tienen computadora, ni celular y tampoco un padre que los pueda ayudar porque ese no recibió educación escolar. ¿Qué se hace en esa situación?


- Cada cual hace lo que puede con lo que tiene, y más en tiempo de pandemia. Creo que los docentes y padres ponen todo lo que tienen, pero hay situaciones que nos exceden. Hay casos de que en una familia hay un solo celular y ahí se bajan las tareas de todos, pero después ya no tiene memoria, entonces, no pueden bajar el contenido. Entonces ahí es donde digo que tenemos que mirar, pero siempre debe estar acompañado de una decisión política. Esto existe y más en un situación como la de Argentina. Estamos mucho más atrás que otros, y estamos en desventaja. Considero fundamental a los equipos directivos de las escuelas, porque ellos son los que nos bajan línea a los docentes en cómo hacer y pensar nuestras prácticas. También, en cómo llegar a esos alumnos que no pueden hacerlo por los medios ahora “convencionales”.


Francisco Quatrin

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