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La vida del trabajador y el artista independiente. Hoy

Actualizado: 3 jun 2020

Cosas fundamentales que necesita el mundo como el trabajo, el arte y la vida también se ven afectados por la pandemia. Causas y consecuencias, en primera persona.


Fuente: télam


El inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio en Argentina marcó un antes y un después en la vida de muchos. La mayoría pensaban que solo serían unos días pero, sin querer queriendo, terminó por convertirse en meses donde la incertidumbre crecería cada vez más sobre todo por el hecho de no saber cuándo sería el fin de todo esto.

El inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio en Argentina marcó un antes y un después en la vida de muchos. Sin embargo, las herramientas que la tecnología brinda hoy en día facilitó la posibilidad de reinventarse y buscar formas de poder seguir trabajando. Para algunos fue fácil, a otros les costó más y algunos otros todavía están buscándole la vuelta.

Emilia es profesora de yoga integral; Raffaella es fotógrafa, Sasha también; Federico es vendedor de productos de dietética y Jeremías es actor.

Es difícil encontrar una similitud entre ellos más allá de quienes comparten rubro, pero la realidad es que todos son trabajadores y/o artistas autogestivos e independientes de la ciudad de San Nicolás y, como a muchos, frente a esta situación se vieron obligados a ponerle un freno por un tiempo a sus actividades, debido al hecho de que todas estas profesiones, y también vocaciones, incluyen la cercanía y la interacción con los demás.


PARAR PARA SEGUIR

El miedo, la ansiedad y la vacilación se apropió de muchos, ya que tener que parar el motor de lo que te da de comer siempre es algo que te pone en vilo, aunque a veces es necesario para descubrir otras formas, otras personas u otros modos.


María Emilia Cachari tiene 21 años, es profesora de yoga integral y desde los 4 años baila, por lo que intentó unir ambas cosas y generó su propio estilo en el movimiento del yoga “complementando el poder sanador del movimiento con la sabiduría ancestral de esta disciplina”.

Además, es emprendedora y creadora de la marca de indumentaria para yoga Ser by Emilia y del espacio Anjali, donde brinda sus clases presenciales o terapias de sanación como el reiki, ya que también es reikista aunque no se dedica por completo a esto último.

Actualmente y como muchos, sus clases son online a través de la aplicación Zoom, donde encontró la posibilidad de llegar a más personas que en otro momento no podrían ir a sus clases ya que no son de San Nicolás, sino de otras zonas o hasta otros países. “Creo que la energía y el amor no tienen fronteras, así fue que se me dio la oportunidad de dar un retiro online, también charlas y me abrió la cabeza porque me hizo romper con un montón de limitaciones que eran mentales”, expresó Emi, que también comparte sus conocimientos a través de la red social Instagram, ya sea subiendo videos a IGTV, posts al feed o interactuando con sus seguidores mediante transmisiones en vivo. “No creo que la cuarentena me haya afectado, sino más bien me empoderó”, reflexionó.

Por otro lado, en cuanto a su lado más personal, contó que aprovecha todo este momento como uno de introspección, de sanación en el cual toma clases con otros profesores. Lo definió como un proceso de “mucha escucha”.


Raffaella Gigli tiene 28 años y es Fotógrafa Profesional. Desde el año 2015 da talleres de fotografía en distintos espacios artísticos autogestivos. Hace un año coordina un espacio dentro de su casa llamado La 31 Casa Cultural en donde brindan distintos talleres con sus amigos, arman ferias, ciclos de teatro, muestras. Actualmente dentro de lo que es su profesión se dedica más que nada a la fotografía publicitaria y foto producto, sobre todo para emprendedores independientes. También da una materia en la Tecnicatura en Fotografía en la Escuela de Arte de la ciudad.

En este momento, la 31 se encuentra cerrada al público y las capacitaciones que tenían pensado dar quedaron paradas. Por otro lado y en cuanto a su trabajo como fotógrafa en la vida rutinaria, suele ir a distintos lugares durante la semana pero por cuestiones obvias eso tampoco está sucediendo.

“En un principio me angustié bastante. Después pude ver que más allá de que la situación está difícil para todxs, tengo muchos privilegios y hay personas que la están pasando realmente mal”, escribió Raffi. Y así fue como surgieron las ideas, apeló a la tecnología y lanzó clases online. “Salió bastante bien, por lo menos me permitió comer y pagar todo lo que de verdad necesito. Además de que cuento con ese, aunque sea mínimo, sueldo de la materia que doy en la Escuela de Arte”, finalizó.


Sasha Bentancor también es fotógrafa, trabaja de eso aunque brindando servicios de Fotografía Acrobática y Fotografía Infantil. Actualmente vive con su pareja y su hija, quien ocupa la mayor parte de su tiempo.

Para llevar a cabo su labor, suele acordar con sus clientes para encontrarse en el lugar que ellos elijan para realizar las sesiones de fotos. Además, trabaja de forma fija en un gimnasio donde saca fotos a modo de publicidad.

Sasha también intentó adaptar su trabajo a esta situación a través de la modalidad online pero no pudo encontrar la forma de seguir haciéndolo. “Soy muy perfeccionista y no me gustaba para nada como quedaban las fotos, así que desistí”, contó. En este momento se encuentra desempleada y sin saber cuándo se podrá acomodar nuevamente su trabajo.


Federico Vanzo se dedica a la venta de productos de dietética de forma virtual desde hace ya 2 años, por lo que no debió implementar muchas nuevas cosas a su emprendimiento llamado Elsa Boor Snacks. “La verdad es que me siento un visionario. Ahora veo que las tiendas te llevan calzoncillos a domicilio y me siento Bill Gates. Yo lo único que implementé fue el uso de todas las medidas que hacen que me cuiden del Covid19 a la hora de salir a la calle a repartir”, dijo Fede entre risas.

Por otra parte, manifestó que toda esta situación afecta a las emociones o sentimientos de las personas pero no por el aislamiento social como motivo principal, sino por la poca certeza o información sobre cómo se va a desarrollar nuestro futuro. “Creo que nos va a transformar en mejores personas”, concluyó.


Jeremías Almará Chungo estudia el profesorado de teatro en la Escuela de Arte de San Nicolás, es instructor de ritmos, se dedica a la actuación, a la danza, a la comedia musical y, aparte, da clases de baile a niños.

En este momento todas sus actividades se encuentran totalmente paradas. Las fechas de estreno de las producciones teatrales o de danza que estaba preparando junto a sus compañeros tuvieron que ser pospuestas o suspendidas ya que aún no hay certeza de cuándo podrán llevarse a cabo.

En lo que respecta a la facultad, está desarrollando sus clases de manera virtual “aunque con sus pro y sus contras”, opinó Jere, porque al ser una carrera tan práctica y física “es imprescindible tener la presencia del otro, debido a que se trabaja con el cuerpo, tanto el propio como el de la otra persona”. Sin embargo, en cuanto a sus trabajos artísticos, no pudieron encontrar una metodología de trabajo cómoda. Aunque lo intentaron con una de las obras a través de Zoom, llegaron a charlar algunas cuestiones técnicas pero luego, por motivos de tiempo y, sobre todo motivación, definieron dejarlo en stand by.

“A mí particularmente me bajonea un poco hacer estas cosas por video, no me copa. Si bien para que siga existiendo ahora hay obras que se están mostrando vía internet, yo no soy muy amigo de eso, prefiero esperar un poco más hasta que todo se calme y podamos volver a ensayar y estar todos juntos”, aseguró.


Las ganas de trabajar y conectar con los demás físicamente siguen estando y crecen cada vez más y con más fuerzas. Falta aún para volver a la normalidad, pero estoy segura que lo nicoleños están esperando a que todo termine para volver a sentir la magia de Emi en el espacio Anjali, para que los flashes de las cámaras de Raffi y Sasha vuelvan a fotografiar grupos de personas riendo juntas, para compartir los sabores de Fede, y para volver a emocionarnos en la sala de un teatro viendo a Jere.


Para retomar eso que tan bien nos hace. Siempre con las medidas de prevención necesarias, pero sobre todo con pasión y mucha energía.


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