El mundo se acaba de arrodillar contra un virus, y para nosotros todo sigue igual que siempre. No podemos jugar al fútbol, no podemos ir al cine, no vimos ningún deporte por televisión durante más de dos meses, solo salíamos a hacer las compras, nos saludamos con el codo, y hasta salimos con un barbijo como lo esencial, cuando antes lo eran el celular y la billetera. Todo es muy diferente, pero el humano se acostumbra a lo que sea. Faltan zombies y creamos la mejor serie de la historia sin mover un pelo. Es más, creo que si habría zombies en las calles, el humano también se acostumbraría. Porque es la mejor habilidad que conozco hasta ahora de las personas. El poder para amoldarse a lo que toque.
Si antes de todo esto, me preguntabas que haría de mi vida sin ver a Messi cada fin de semana, hubiese dicho que nada tendría sentido. Y acá me tenés, como si nada. Porque me acostumbré, porque entiendo que de ahora en más, lo normal va a ser que no lo voy a ver. Al principio es complicado, pero a la larga se entiende, y se aplica.
Así nos pasa con todo, con las personas, con la edad, con el tiempo, y hasta con las estaciones. Todos tenemos una estación preferida. Pero, cuando llega el invierno ¿acaso los amantes del verano mueren? Por supuesto que no. Se acostumbran, se acomodan. Por más que no lo prefieran. Y viceversa.
Mi profesor me dijo que lo que más sufre es la falta del cine, se habrá acostumbrado a usar Netflix, o a encontrar en la computadora los estrenos en alguna página pirata.
Todo cambió, todo es nuevo, pasamos de vivir en la tierra a vivir en “quinientos metros a la redonda”, estornudar es delito, nos olvidamos de estrechar la mano, salimos a la calle y todo el mundo tiene la cara tapada. A mí que me cuesta reconocer a la gente, no se dan una idea como se me complica con el barbijo. Y me resulta tan raro que sea normal salir con algo que nos tape la boca y la nariz, que raro es que nos tomen la fiebre para entrar a a donde sea. Parece que somos peligrosos en todos lados.
La venta de la cerveza Corona bajó un 38% desde que comenzó la cuarentena, un dato de color, por las risas.
¿Cuánto más podremos aguantar? Yo se lo respondo, mucho. El humano se preparó para ser así. Para enfrentar las circunstancias que sean, para salvarse cueste lo que cueste. La vida te pone cada vez más obstáculos - o somos nosotros mismos quienes los ponemos - y sin embargo salimos adelante. Nos interesamos en cosas que jamás se nos hubiese cruzado por la cabeza. Yo arranqué a tocar la guitarra, mi hermanó empezó con el piano, mi viejo mejoró su virtud de hacer todo lo que se propone. De alguna manera, la mejor forma de salir de esto, es buscar el progreso, el avanzar día a día. No perderse en la vorágine, salir con vida.
Hoy estamos en el famoso mundo del revés. Por primera vez, vivimos en una realidad basada en películas de ciencia ficción.
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