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ALIMENTA TU CEREBRO

En esta entrevista la Licenciada Luisina Forte nos cuenta cómo la flora intestinal influye en cada aspecto de nuestra salud vital.


A lo largo del tiempo se han descubierto avances sustanciales para reducir las tasas de mortalidad de muchas enfermedades tales como cardiopatías, algunas formas de cáncer, sida, entre otras. En cambio, si se habla de trastornos neurológicos como la depresión, el autismo, la demencia, etcétera; se puede decir que las soluciones son casi nulas. Las estadísticas reflejan un aumento de estos padecimientos en las últimas décadas.

La relevancia médica más importante del siglo XXI es la gran influencia del poder de la microbiota intestinal para proteger y sanar el cerebro. Las bacterias que habitan en ella interactúan directamente con el funcionamiento cerebral. En consecuencia, la gente a la hora de alimentarse, desconoce el vínculo existente entre la microbiota intestinal y el cerebro, hecho, por el cual hace hincapié en una alimentación que mejore su aspecto físico y no, su salud mental.

En esta entrevista la Licenciada en Nutrición Luisina Forte, graduada en la Ucel de Rosario, nos cuenta la importancia y su punto de vista sobre este tema tan poco conocido. Afirmando que muchas enfermedades neurodegenerativas, ciertos trastornos mentales, y enfermedades autoinmune vienen dadas por el mal cuidado de la microbiota y por ende eso está totalmente relacionado con la alimentación.

- ¿Qué es la microbiota y cuáles son sus funciones?

- La microbiota intestinal, antiguamente denominada como flora, se define como el conjunto de comunidades de microorganismos vivos que colonizan el intestino, pudiéndose considerar un órgano más integrado en la fisiología de las personas. Sus funciones son: ayuda al cuerpo a digerir ciertos alimentos que el estómago y el intestino delgado no son capaces de digerir; contribuir a la producción de algunas vitaminas (B y K); ayudar a combatir las agresiones de otros microorganismos, manteniendo la integridad de la mucosa intestinal; y desempeñar un papel importante en el sistema inmune, actuando como efecto barrera. Una microbiota intestinal saludable y equilibrada es fundamental para asegurar una función digestiva adecuada. Teniendo en cuenta el importante papel que la microbiota intestinal desempeña en el funcionamiento de nuestro cuerpo y las diferentes funciones que cumple, hoy en día los expertos la consideran como un órgano. Se trata de un “órgano adquirido" ya que los bebés nacen estériles: la colonización del intestino comienza justo después del nacimiento y evoluciona a medida que el ser humano crece.

- ¿Cree que la forma de nacimiento o la alimentación de un recién nacido influye en la formación inicial de la microbiota intestinal?

- Sí. La hipótesis que se maneja es que la combinación de cesárea y antibióticos altera la transmisión natural de microbiota de la madre al niño, y por tanto la “educación” que esos microorganismos dan a los sistemas metabólico e inmunitario desde las primeras etapas de desarrollo. En este momento, en que las cesáreas son la elección cada vez más habitual a escala mundial, urge determinar si la microbiota original del bebé afecta a su riesgo futuro de obesidad. Hasta hace pocos años se consideraba que, inmediatamente después del nacimiento, se iniciaba la colonización del aparato gastrointestinal, a partir de la cavidad oral y dependiente de la exposición al medio extrauterino, pero estudios recientes han demostrado que el desarrollo de la microbiota intestinal del recién nacido se programa desde la vida intraútero.

La colonización intestinal es un proceso dinámico influido por factores como la edad gestacional del recién nacido, el tipo de parto, la alimentación del neonato y el uso de antibioticoterapia en la madre o en el niño. Un parto por vía vaginal favorece la adquisición de microorganismos maternos de la región perianal (se han aislado bacterias a nivel de la nasofaringe del neonato, que están presentes en la vagina de la madre); en cambio, cuando el nacimiento se produce a través de cesárea, la exposición a estos microorganismos maternos es mínima. De esa forma, la microbiota intestinal del neonato va estar influida, en mayor medida, por los microorganismos presentes en el personal que participa en la intervención quirúrgica. No obstante, con el amamantamiento y las caricias, la madre transfiere componentes microbióticos propios al recién nacido, que complementan la programación intraútero.

- ¿Esto también está relacionado con la lactancia al nacer?

- Si, lo está. Estudios comparativos de microbiota intestinal entre niños alimentados con lactancia materna y con fórmulas artificiales, establecen que la leche humana es un potente inductor de maduración inmunológica, ya que provee probióticos de origen materno, capaces de modular la colonización bacteriana neonatal con efecto protector sobre las enfermedades gastrointestinales infecciosas. La microbiota intestinal de recién nacidos alimentados solo con lactancia materna tiene un predominio de bifidobacterias (bacterias positivas), mientras que los niños que reciben lactancia artificial tienen una microbiota más compleja y diversa, con miembros más nocivos. Concluyendo, la exposición del neonato a nuevos microorganismos por la leche materna representa aproximadamente 109 microorganismos por litro. Comúnmente se encuentran estafilococos, corynebacterias, lactobacilos, micrococos y bifidobacterias, necesarios para formar una microbiota sana.

- ¿Cuál es la influencia/relación de la microbiota en nuestra salud en general?

- La microbiota intestinal sirve de protección frente a patógenos entéricos( pudiendo causar enfermedades en algunos casos), producción de vitaminas (como la k2) y ayudan a la maduración del sistema inmune, por ello es determinante lo que comemos para la microbiota, las bacterias protectoras: probióticos, micronutrientes y fitoquímicos en la modulación del microbioma. La diabetes es una de las enfermedades relacionadas directamente con la microbiota. Según la microbiota de la madre, su hijo tendrá mayor posibilidad de padecer esta enfermedad. Además, el cuidado de las bacterias que habitan en el ser humano debe ser tenido en cuenta para no sufrir una disbiosis que se traduzca, posteriormente, en un efecto negativo en la salud. De hecho, el sistema inmunológico está estrechamente relacionado con el cuidado que se haga de la microbiota y un mal cuidado puede llevar a padecer enfermedades inmunes. Todo este análisis lleva al concepto de inmunonutrición.

- ¿Puede llegar a considerar a la microbiota intestinal como “segundo cerebro”?

- El intestino tiene la capacidad de trabajar de dos formas: de manera independiente y en conexión con el cerebro. Esta conexión con el cerebro (eje cerebro-intestinal) es bidireccional, es decir, va del cerebro al intestino, y viceversa. Desde hace mucho, sabemos que muchas alteraciones emocionales, cuestiones psíquicas, repercuten a nivel intestinal, como las sensaciones de tristeza y la pérdida del apetito. Pero en los últimos años se ha visto que la comunicación del intestino hacia el cerebro es mucho más intensa, ya que hay un mayor número de fibras que comunican en esa dirección. El intestino registra emociones como si fuese un pequeño cerebro, contiene una red neuronal muy compleja, que no piensa, pero se comporta como un "órgano sensorial". El cerebro interpretará la información que le envía el intestino de acuerdo a nuestro estado de ánimo y a nuestro entorno. Por ejemplo, una persona con intestino irritable sufrirá ansiedad anticipatoria, es decir, se anticipará a una situación potencialmente amenazante para ella, como puede ser un evento social en el que tenga que comer y anticipe que tendrá movimientos intestinales o urgencia para ir al baño. El solo hecho de pensar esto, incluso horas antes, le activará las mismas áreas cerebrales de alerta que se activan en una crisis de pánico. Esto nos habla de la interrelación que tiene el intestino irritable y algunas enfermedades intestinales funcionales (como la dispepsia) con algunos trastornos psiquiátricos, específicamente, con los trastornos de ansiedad. También En las situaciones de estrés, se puede alterar esa flora bacteriana normal y esa alteración puede predisponer a alteraciones en nuestro comportamiento.

- ¿Cuál tipo de dieta es la que más le conviene a la microbiota intestinal?

- En la actualidad, sabemos que dentro de los muchos factores implicados en el aumento de determinadas enfermedades, el estilo de vida es sin duda uno de los que más impacto produce por cambios en los hábitos alimenticios. - . A la hora de regenerar y recuperar nuestra microbiota intestinal, es esencial seguir una alimentación variada y equilibrada. En este sentido, es posible aumentar el consumo de determinados alimentos útiles para su regeneración. Son los siguientes:

● Yogurth: rico en microorganismos beneficiosos, aportando además otros nutrientes como minerales, vitaminas y proteínas de buena calidad.

● Probióticos: Los probióticos son microorganismos, bacterias u hongos que viven en los alimentos y que ayudan a combatir las bacterias perjudiciales del intestino. Es posible encontrarlos en yogures hechos con cultivos vivos, en el té de kombucha, chucrut, pepinillos, en frutas y verduras escabechadas. Se recomienda consumirlos diariamente.

● Prebióticos: Los prebióticos, a diferencia de los probióticos, son sustancias vegetales que se encuentran en algunos alimentos y que sirven de comida para las bacterias benéficas, potenciando su desarrollo. Son ingredientes no digeribles que benefician al organismo, mediante el crecimiento y/o actividad de una o varias bacterias en el colon, mejorando la salud del consumidor. Para consumirlos por ejemplo utilizar ajo, cebolla y puerro como base para salsas, guisos, o aderezos para ensaladas, porque contienen inulina y fructooligosacaridos que son prebióticos naturales.

● Alimentos ricos en fibra: como es el caso de frutas y hortalizas en general, especialmente la manzana con piel, pera, fresas, kiwi e higos o el arroz integral.

¿Cuáles son los componentes de los alimentos más comunes que dañan o destruyen la microbiota intestinal?

- Te comparto esta imagen:



También deben tener mucho cuidado de NO automedicarse ya que los antibióticos contribuyen en gran medida a la destrucción de la flora intestinal. En ocasiones, tomar un antibiótico es necesario, pero no debemos nunca de dejar de tomarlo sólo durante 3 o 4 días, porque vamos a favorecer que las bacterias nocivas se hagan resistentes.

- ¿La mayoría de trastornos neurológicos que se padecen podrían evitarse o reducir el riesgo de contraerlas cuidando el intestino y sus microorganismos?

- ¡Sí! “Las perturbaciones en la diversidad de la microbiota intestinal inducida por antibióticos influye en la neuroinflamación y amiloidosis en un modelo murino de la enfermedad de Alzheimer”. La composición de la microbiota intestinal puede afectar al desarrollo y fisiología del Sistema Nervioso a través del eje “microbiota-intestino-cerebro”. La ventana de vulnerabilidad del Sistema Nervioso a la acción de la microbiota se corresponde con todo el período de la vida. Los desórdenes del neurodesarrollo y trastornos mentales pueden relacionarse con alteraciones en la microbiota intestinal materna y los factores tempranos que afectan al proceso de colonización. Los desórdenes neurodegenerativos cursan con un proceso de inflamación crónica que se puede relacionar con la alteración de la microbiota intestinal o la microbiota oral. La reconstitución del equilibrio de la microbiota intestinal mediante el uso de probióticos abre paso como una potente estrategia terapéutica frente a las enfermedades neurológicas. Es decir, todo lo que ocurre en nuestro cerebro ocurre de igual modo en nuestro intestino y viceversa.




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